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¿Válidas constantemente las emociones de tu hijo?


En los últimos años, la mayoría de los padres fueron educados desde una perspectiva de crianza autoritaria basada en una alta exigencia y una escasa sensibilidad. Ahora que tienen sus propios hijos, desean actuar de una forma diferente, tomando como pilares la conexión y el respeto. A pesar de sus buenas intenciones, se encuentran con el problema que se les hace difícil dar algo que no recibieron.

Para los ojos de los adultos, los motivos por los cuales lloran los niños parecen insignificantes en comparación con su reacción desproporcionada, y comenzamos a pensar que se comportan así por rebeldía o para manipularnos. Pero, si nos colocamos por un momento en su lugar, comprenderemos que, para ellos, esas razones son importantes, y que están experimentando una intensidad emocional que no tienen herramientas para expresar de otra manera. Cuando hablamos de la disciplina positiva es muy común escuchar el término validación emocional, ya que al hablar de ella estamos refiriéndonos a la importancia que les damos a los sentimientos y pensamientos de los niños. Validar emocionalmente significa tener empatía con lo que está viviendo el otro y comprender que aunque para nosotros lo que le está pasando no sea motivo de llanto o rabia, respetamos las vivencias del otro y estamos dispuestos a acompañarlo a crecer emocionalmente.

Muchas veces creemos que validar emocionalmente a los niños es dejarlos hacer lo que quieren o cumplirles sus “caprichos”. Lo que tienes que saber es que la validación va más allá de dejar aceptar que los niños hagan lo que ellos quieren. Cuando ignoramos su llanto, les reprendemos por estar disgustados o restamos valor a los motivos de su inquietud, les transmitimos el mensaje de que sus emociones no son importantes, que no son válidas, que no tienen derecho a expresarlas ni a sentirlas y que, si lo hacen, nos enfadaremos o les retiraremos nuestro afecto. LA VALIDACIÓN SE TRATA DE ACOMPAÑAR MIENTRAS EDUCAMOS. ¿Cómo podrías validar a tu hijo? Estar presente: Es el primer paso para la validación emocional. Podrías hacer contacto corporal y escucharlo, emplear la escucha activa, mirarlo a los ojos mientras te habla. Escuchar y reflexionar: ayúdale a tu hijo a realizar un resumen de todo lo que está viviendo como muestra de que le has puesto atención a lo que te está contando para qué. La reflexión permite aprender y entender de manera más profunda al ver las situaciones desde diferentes lentes. Entender que su reacción puede ser diferente a la que tú podrías tener. Normalizar las emociones y mostrarle en qué momentos tú también te has sentido así. Enseñarle cómo podría reaccionar de manera más adecuada utilizando ejemplo. Te invito a que conozcas nuestra sección Kiddo o infantojuvenil y familiar donde puedes encontrar acompañamiento profesional para desarrollar a tus hijos desde el amor y la consciencia.

Si quieres aprender más herramientas te invito a conocer nuestras mentorías Kiddo (Infantojuvenil y familiar)

Conoce nuestras líneas de crecimiento.


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